martes, 24 de julio de 2007

Leyendo Harry Potter y las Reliquias de la Muerte

No sé si traducirán el título así (Harry Potter and The Deathly Hallows) pero yo de momento se lo pongo. He reflexionado algunas cosas sobre Potter. Relacionar el universo potteriano con literatura infantil es tan estúpido como creer que ETA es una ONG. Resulta que los felices niños que leyeron el primer libro hace años ya que no son infantes, la mayoría hombres ya o adolescentes avanzados.

Todo muy pensado. Todo márketing. A la escritora escocesa la ha tenido acorralada su editor, perfilando los capítulos de la forma más comestible que puedieran (obligando a la pobre y rica JK).

El séptimo libro de Harry Potter ocupa mi mesilla de noche (en realidad cualquier objeto en el que posar cosas en mi casa, ya sea cerca del sofá o de una cama, el caso es estar tirado como un perro).


Voy por el capítulo 22 y estoy convencido de que hasta el momento es el libro que más me gusta de los siete (lo mejor lo dejan para el final, jejejeje). Sin duda el más misterioso, humano y oscuro de todos ellos. Eso sí, los periodistas volvemos a salir muy mal parados...

Hasta el momento sólo he encontrado un reproche, que no hago público para no estropearos la lectura si esperáis a la traducción de la pésima editorial Salamandra. Mejor leed lo que están traduciendo los fans, mil veces más Rowling.

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