miércoles, 13 de enero de 2010

Hay videojuegos que son obras de arte

Que conste que yo no soy ninguna referencia mundial, ningún gurú ni puedo sentar cátedra en nada, no obstante hoy me apetecía defender al mundo de los videojuegos, vilipendiado curiosamente por gente que no tiene ni idea de los que es un beat’em up, un arcade o un RPG. Sólo soy un simple licenciado, un universitario barnizado por las eternas ganas de aprender e investigar, pero oigan ustedes... quiero defender a la industria del videojuego (y también a los jugones).


Los Final Fantasy han sido un acompañante de lujo durante mi adolescencia. Pasé muchas horas de entretenimiento jugando en la Play Station 1 y 2 al VII, VIII, IX y X. Los dos primeros que cito me los pasé completándolos prácticamente al 100%, siendo un maestro con los chocobos y las cartas, superando las 100 horas y conociendo sus universos como la palma de mi mano. Sin embargo los dos últimos no los exprimí como los otros, me imagino que por cuestiones de tiempo, no es lo mismo jugarlos con 15 años que con 20. La experiencia fue genial pero agriada por tener que atender asignaturas que no me gustaban durante el BUP (en tercer curso sí que disfruté con mis amadas letras, olvidando las tediosas matemáticas).



Ahora que las obligaciones que tengo que atender me son gratas y no están sujetas a la evaluación de profesores y a exámenes a vida o muerte, creo que ha llegado la hora de vérmelas con el IX y el X con tranquilidad. El verano de 2008 le tocó al Resident Evil 4, el de 2009 al Dragon Quest El Periplo del Rey Maldito y para este 2010 voy a por el Final Fantasy X. La historia que menos me gustó fue la del IX, por eso lo pospondré. La trama del X me cautivó y el Blitzball me pareció un juego a la altura de los chocobos, que ya es decir mucho. Tidus, Auron, el Shin, la brutalidad de esfuerzo que uno necesita para cargarse a un eón oscuro… voy a tener curro.



Paso de comprarme la PS3 o la Wii, no creo que sea sano para mí en estos momentos. Además, tengo muchos juegos pendientes, como la trilogía de San Andreas que los Reyes Magos me han traído.

Estos últimos meses estoy machacando el FIFA 2010 de la PS2, ganando Ligas como la de Corea o la de Polonia, llevando a un jugador a la selección en ‘Conviértete en Profesional’ y llevando al Real Murcia a la Champions. Jugar a la consola es un entretenimiento extraordinario, a mí me hace desconectar del mundo y eso a veces es necesario. No es un escapismo sin más, hay historias de RPGs grandiosas… ya quisieran algunas novelas navegar en la riqueza argumental que ofrecen ciertos maravillosos juegos. Pasar miedo con los Resident Evil, ser un mafioso en el GTA o jugar a presidente-entrenador-jugador de un equipo de fútbol son muchas de las cosas que te puede ofrecer una consola.


Sí, los libros de Truman Capote, los clásicos españoles, los best sellers del momento… hay cientos de escritores que me esperan, películas geniales, series estupendas (Los Soprano, Perdidos, etc) pero también videojuegos que son obras de arte como, por ejemplo, los Final Fantasy.

PD: Aún recuerdo mi primer contacto con los videojuegos, fue en el Spectrum de mi amigo Dani del cole, luego llegó a mi casa la Master System y Alex Kidd (mi primer videojuego), la Game Boy, etc.

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