Job 3 (1 a 5):
“Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo nací, Y la noche en que se dijo: Varón es concebido. Sea aquel día sombrío, Y no cuide de él Dios desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca. Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado. Que lo haga horrible como día caliginoso”.
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