sábado, 20 de octubre de 2007

Pitágoras y Sartre

Antonio Gala publicó esto en 1996:

Lo supieron los clásicos. Intentar calmar los deseos mediante la posesión es tratar de apagar un fuego echando paja, escribió Pitágoras. Porque los deseos, más cuanto más vanos, son insaciables, y lo que los adormece se compra en el fondo a costa del alma. No choca que Homero se propusiera "marchar desnudo al campo de quienes nada desean". Son los mediocres mercachifles los que sugieren avideces para basar en ellas su dominio.


Es sabido que no hay nadie que no sienta más deseos que necesidades, y más necesidades que satisfacciones. De ahí la impaciencia que nos destroza y nos invalida. Se quiere todo y ya, sin respetar el verdadero camino y el ritmo de lo que se quiere. Se ha trizado el lógico devenir de los alimentos, de las emociones, de la naturaleza de las cosas. El amor de melón y tajada en mano; por ejemplo, es mentira porque no le da tiempo a la ternura. Llegar al postre recién tomado el aperitivo, y aun sin aperitivo, estraga el paladar y desconcierta el estómago.

Es esa prisa la que Sartre relacionó con la violencia, porque violencia es el camino más corto para lograr cualquier deseo. Hoy nos parece tan grato entrar por las puertas abiertas como forzarlas; sin embargo, es sabido que a patadas o con ganzúas no se penetra en ningún corazón. (...)

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